A partir de 1614, Artemisia se estableció en Florencia con su marido, Pierantonio. Estos fueron unos años difíciles para la artista, pues sus éxitos como pintora no compensaron la mala administración financiera. En este momento, dos de sus tres hijos han muerto, y su marido es acusado de agresión tras atacar a un español que cantaba una serenata bajo el balcón de Artemisia. Los problemas con los acreedores y con su esposo motivaron la marcha de Artemisia a Roma en 1621. Con ella se llevó a su hija, Prudenzia, cuya huella en la historia desaparecerá tras la muerte de su madre.
Establecida en Roma ya de manera definitiva, Artemisia pudo formar parte de la Accademia dei Desiosi, celebrado con un retrato grabado que, en la dedicatoria, la califica como «pincturare miraculum invidendum facilius quam imitandum». Artemisia demostró tener la sensibilidad justa para tomar las novedades artísticas y la determinación precisa para vivir como protagonista esta extraordinaria estación artística que suponía Roma, meta obligada para los artistas de toda Europa.
La mayoría de las fuentes apoyan la idea de que a partir de este momento Artemisia se establecerá en Roma y vivirá como mujer independiente, intentando crear una casa y enseñar el arte de la pintura a sus hijas. Artemisia solo saldrá de Roma en breves viajes a Génova y Venecia. La causa de esto bien podría ser para visitar a su padre, Orazio.
Sin embargo, a pesar de su gran reputación como artista, su fuerte personalidad y la red de buenas relaciones, Roma no fue tan lucrativa como la artista esperaba. En 1627 se trasladará a Venecia, en busca de trabajos más lucrativos. En los pocos años que estuvo en la ciudad, recibirá varios homenajes de letrados venecianos alabando la buena calidad de sus pinturas. Pese a esto, el lugar donde se establecerá definitivamente para el resto de su carrera será Nápoles. Allí viajará en 1630 y creará su propio taller, y será para ella como un segundo hogar donde incluso se casarán sus dos hijas.
Artemisia Gentileschi 